Los jefes, Mario Vargas Llosa




Vargas Llosa, M. (2006). Los jefes. México: Alfaguara.



Mario Vargas Llosa es uno de los nombres que con regularidad se escucha en el ambiente literario popular. Con frecuencia se habla de él antes de conocer su obra. Todavía más después de habérsele otorgado el premio novel de literatura en 2010⁠1. Se ha convertido en un símbolo y un escritor por el cuál se ha de tomar partida. Llegó a convertirse en un autor de culto, sin embargo, precisamente en este punto es en donde se cruza la línea del placer al deber. En cierta forma, llegué a Vargas Llosa porque era un referente del cuál debía saber después de tanto escuchar que se hablaba sobre él. 

Por otro lado, según mi premisa⁠2, no deberían existir las lecturas obligadas, sólo aquellas que dicta el placer de leerlas. Nos vamos haciendo con cada lectura y cada uno encuentra diversas razones para leer o no a cierto autor. Sin perder de vista que la literatura es una vía para llevarnos más allá de la ignorancia, es decir, que nos permite mirar a detalle fibras profundas del ser humano, adentrarnos, por ejemplo, mediante la ficción en las posibilidades de la ética, la liberta, el odio y el terror. En este tenor la literatura es una vía para denunciar, alzar la voz y gritar la rabia; precisamente lo que hace diferente a la literatura respecto a los panfletos de entretenimiento. Mario Vargas Llosa en el discurso “Elogio de la lectura y la ficción” dijo: “Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida”. 

Mario Vargas Llosa fue precursor del “Boom latinoamericano”. Durante las segunda mitad del siglo XX se desarrolló el “Boom”, fenómeno literario y editorial que rompería con los cánones literarios y desarrollaría una narrativa “propia”. Con la idea de mostrar otras realidades los escritores latinoamericanos escriben desde unas circunstancias cuyo signo esencial es la marginación, la pobreza y la insolencia de los poderosos. Una mirada otra del amor, los demonios, la muerte, el juego y la vida. Precisamente, en este capítulo se inscribe una de las primeras obras de Vargas Llosa: Los Jefes (1959).

Dicen los críticos que en Los jefes se encuentra el esbozo total de la obra de Mario Vargas Llosa. Son siete los cuentos reunidos en esta obra. Sin profundizar en asuntos estrictamente literarios, es decir, desde la perspectiva de un lector aficionado se lee esta una realidad aún existente, que sobresalta a los sentidos. No es el hecho en sí, que puede ser encontrado en casi cualquier sitio de Latinoamérica, sino la manera en la que se construye el relato, en cómo asalta a la imaginación y mantiene el pulso hasta la última oración. 

Finalmente cada lector encontrará aristas distintas y, eso, eso es el arte en la literatura. Una obra abierta a infinitas posibilidades.  

2 Toda literatura es universal

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