Yo no lo sé de cierto pero lo supongo (I)

Turícuaro, Mich.


De las posibilidades de la Filosofía


La Filosofía ha sido postrada en una esfera excluyente y arrogante. Rara vez parece alcanzable y afable. Siendo que la Filosofía, como todo lo humano, es un arte que pulula en nuestras venas, quehacer universal y cercano, al contrario de cómo se nos cuenta. Es exigente y reclama atención profunda, sin duda. 

Bajo el mismo sentido aludiendo al poeta chiapaneco, Jaime Sabines, yo no lo sé de cierto pero lo supongo, respiramos Filosofía en todo momento: cotidianamente nos hace la invitación, pero nos negamos a cruzar el umbral; luego, quedamos ciegos y terminamos regándola. 

Nos han contado que la Filosofía representó el paso del mito al logos. Aunque el mito nunca se fue y el logos rara vez se muestra. Lo cierto es que el ser humano posee la facultad de representar mediante la palabra: su ser; puede construir una realidad-mundo. El proceso de representación es apenas una pizca del gran caldo de cultivo que somos. Uno de los grandes temas-núcleo es la del sentido de la existencia del ser humano, el cual se ha representado de diversas formas, José Emilio Pacheco a punta sobre el tema: 


Prehistoria 
                                                 A la memoria de Jaime Sabines 


1

En las paredes de esta cueva
pinto el venado 
para adueñarme de su carne, 
para ser él, 
para que su fuerza y su ligereza sean mías 
y me vuelva el primero 
entre los cazadores de la tribu. 

En este santuario 
divinizo las fuerzas que no comprendo.
Invento a Dios,
a semejanza del Gran Padre que anhelo ser,
con poder absoluto sobre la tribu.

En este ladrillo
trazo las letras iniciales,
el alfabeto con que me apropio del mundo al simbolizarlo.
La T es la torre y desde allí gobierno y vigilo.
La M es el mar desconocido y temible.

Gracias a ti, alfabeto hecho por mi mano,
habrá un solo Dios: el mío.
Y no tolerará otras deidades.
Una sola verdad: la mía.
Y quien se oponga a ella recibirá su castigo.

Habrá jerarquías, memoria, ley:
mi ley: la ley del más fuerte
para que dure siempre mi poder sobre el mundo.

En la literatura griega primaba el mito como línea de pensamiento. La manera de referirse a la realidad se trastocó con el surgimiento de la Filosofía. El principio elemental es: el análisis a través de la razón. La razón es el punto de partida y de llegada. Sin la razón la filosofía no es posible: “todo lo real es racional y todo lo racional es real”, “pienso, luego existo”. Pero, ¿es esta proposición una verdad consumada? Lo que se ha hecho desde el nacimiento de la filosofía hasta este instante es responder a la pregunta por el Ser. Se ha hecho de diversas maneras, según el territorio desde el que se plantea la pregunta y la respuesta. Precisamente, mediante el proceso de preguntar y responder surgió la Filosofía. Para llegar a la articulación de una pregunta filosófica se requiere de un procesos de observación. Por lo tanto, la pregunta es más relevante que la posible respuesta, entonces, el acierto radica en saber plantear las preguntas adecuadas. Para responderlas se sigue un proceso de contemplación exhaustiva y profunda. Si se piensa desde occidente sólo cabe como posibilidad única que el proceso sea analítico y discursivo. De suerte que occidente no sea la única posibilidad. 

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