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De la pequeña muerte
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Jacona, Michoacán |
Te miro, de cercas y lejos. Nuestras miradas
se abisman en el vaivén cadencioso de tu ser. Mientras rozo tus fulgurantes
labios, el aliento se suspende y reaparece súbdito, como la muerte. Amanecer
sobre tus sueños. Una sonrisa aparece entre la cálida brisa, seguida de un
remoto graznido. La tormenta se desenvuelve y floto sobre una inmensa calma
bajo el pliegue de tus cabellos. Imito a los artistas con mis labios en el
lienzo de tu cuerpo: pinto, esculpo, creo, mojo, me hundo erguido, palpo,
implosiono.
Descubro que para sostenernos debo eliminar la
distancia y el tiempo, ser atemporal. No esperar, estando dispuesto a la
primavera o al otoño.
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