Uandakua I




Uandakua: aproximación al pensamiento p'urhépecha

Marichuy en Paracho, Michoacán.



Resumén

Abordo la cultura p’urhepecha desde una perspectiva de resistencia y rebelión frente a occidente[1]. La pregunta que ánima la sisguiente reflexión es ¿qué rol tiene la cultura p’urhépecha en el siglo XXI o cómo una cultura determinada, leáse originaria en este caso, se suma a un proyecto civilizatorio diferente al suyo? Si en principio se desarrolla al margen de la carrera civilizatoria, según la perspectiva occidental.

Palabras clave

Cultura, Filosofía de la Cultura, P’urhépecha, Resistencia.


Vengo a hablarles en una lengua que no es la mía, porque cuando llegue ésta, mi lengua, estaba ya comenzando a no ser.

I


Una de las tareas pendientes sigue siendo la sistematización del pensamiento de las culturas originarias, entre ellas, la p’urhépecha. Tradicionalmente se piensa a la filosofía desde occidente; incluso se niega la posibilidad de que exista filosofía en otras latitudes, una filosofía latinoamericana, por ejemplo, o, más aún, mexicana. Sin embargo, en estricto sentido, cada cultura es en sí misma una postura filosófica en el entedido de que la filosofía supone una posición ante el mundo.

Por razones obvias, el vocablo Filosofía remite inmediatamente a occidente, dejándo fuera cualquier otra posibilidad de pensamiento filosófico. Además de la tradición occidental existen otras tradiciones de pensamiennto: el mismo ejercicio de pensar al ser humano, al origen del universo y al fin último de éste.

Luego, cada cultura ya es de por sí una posición ante el mundo. El ser humano en cada cultura por metodologías distintas llegaría irrevocablemente a las preguntas fundamentales de la tradición filósofica occidental: ¿de donde venimos?, ¿quiénes somos? y ¿a dónde vamos?. Éstas hallaron respuestas distintas según la cultura desde la cual se respondieron.

Respecto a la diversidad cultural hasta la Edad Media las fronteras del pensamiento parecían más o menos definidas en razón de su territorio. A partir de la Modernidad las las distintas tradiciones comienzan paulatinamente a ser inciertas. Pero, fue hasta la revolución indutrial que las fronteras de pensamiento fueron definitivamente derrumbadas. El pensamiento pasó de ser local a global y, comenzó, de cierto modo, a ser el discurso del Estado-Nación; del mismo modo en que el capital se universalizó. Surge la interculturalidad. Se comienza reflexionar desde las muchas posibilidades culturales.

Si, como manifiesto, la cultura ya es de por sí una posición ante el mundo; la filosofía fue la sistematización de ésta. La filosofía fue y es la justificación, entonces, de la existencia, la reflexión entorno a la toma de decisiones y la apuesta por un proyecto civilizatorio. A partir de la Revolución Industrial la diversidad estamental se cohesionó en dos grandes grupos definidos por el rol cultural que ejercían: la buerguesía y el proletariado. Cada uno se situaría ante el mundo a travesado por sus circunstancias y, cada uno, en forma y timpos distintos irían constituyéndo en un proyecto civilizatorio en razón de sus interesés que, como es de suponerse, serían diamentralmente opuesto a su contrario.

En cierto modo fueron Freud, Nietzsche y Marx con quiénes comenzó a determinarse una clara diferencia entre ambos proyectos civilizatorios. Recordemos que hasta antes de ellos el pensamiento sólo se inscribía en la línea del domintante, que mucho tuvo de influencia de la posición creacionista, que aún persiste en la actualidad. Freud, Nietzsche y Marx posicionaron con mayor vigor propuestas de pensamiento enfrentadas al dominante. No fueron todavía, sin embargo, del todo opuestas, pero sí, ya alternativas al pensamiento dominante.

El trayecto que la filosofía ha realizado desde su origen ha sido, por un lado, el de la liberación del ser humano: del mito, del dogma, de la dominación, de la ignorancia. Paradójicamente, por otro lado, también ha sido, la justificación: del mito, del dogma, de la dominación, de la ignoracia. Se distinguen ambas posturas en razón del proyecto civilizatorio al que atienden: burgués o preletario. Ninguno de los dos es absoluto, son concomitantes, pero irreconciliables y gradualmente irían acentuándose las diferencias hasta llegar a la eliminació de alguno o, posiblemente, surja una tercerá vía. Como ya dije arriba, cada uno está luchando por defender sus intereses. El burgués, cuida que los medios de producción sigan siendo suyos; mientras que el proletario, pretende eliminar la propiedad privada de los medios de producción. Por lo tanto, existe una filosofía burguesa y una proletaria o una dominante y una liberadora o una tradicional y una crítica (Luis Villoro diría: auténtica); aunque debiera decirse, en sentido estricto, ideología y filosofía.




[1] Advertencia: No abordaré aquí una línea de pensamiento de ficción que pretende ser un paliativo: qué hubiese pasado si los españoles no hubieran invadido el territorio mesoamericano; ni el tema de si la cultura p’urhépecha era una cultura avanzada. Tampoco pretende ser una reflexión de la nostalgia resaltando sólo los rasgos virtuosos de la cultura p’urhépecha; ni haremos mitología de la cultura p’urhépecha, ni un recuento de la represión y hostigamiento del estado nación empeñado en mexicanizar lo originario. Porque es preferible atender lo que la cultura está siendo, sin olvidar la suma de las condiciones en el devenir para constituirse.

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