Literatura y Educación Intercultural
La literatura: apuesta por el fortalecimiento de la interculturalidad en la Educación Media Superior en Michoacán.
Lo que acontinuación se presenta es un trabajo escrito hace un par de años, algunas ideas sobre la educación atravesada por la interculturalidad que pudieran desarrollarse a partir de la literatura.
Turicuaro 2017. |
La
tarea de la educación es la de formar sujetos íntegros, capaces de responder
críticamente a la realidad circundante. La educación debe garantizar los
mínimos para una vida digna e inclusiva. Sin embargo, la escuela, espacio que debiera cumplir con dicha responsabilidad,
se limita, las más de las veces, a reproducir el currículo sin considerar
factores, tales como: los sujetos involucrados y el contexto; de modo que pasa
de ser un vehículo de formación a un sistema de imposición (Iván illich). El problema se
profundiza al advertir que una de las brechas más amplias es la de la intercultural
(UNICEF), una dimensión que trastoca a la
actividad educativa en su conjunto.
La
interculturalidad es apenas una ruta para lograr un cambio sustancial en el
ejercicio educativo y que, además, debe ser acompañado por componentes que
refuercen al modelo educativo en conjunto. Que pase de ser solo una práctica pedagógica exclusivamente
discursiva (Gasché, 6) y se proponga ir más
allá de los aprendizajes declarativos abstractos y descontextualizados, poco
útiles y escasamente motivantes, de relevacia social limitada (Diaz Barriga y Hernández, 2002, citado en Diaz Barriga, 3).
La
escuela no ha logrado trascender las propuestas discursivas, lo cual ha
imposibilitado el desarrollo de los modelos educativos y se ha traducido, a la
postre, en fracaso; en consecuencia, surgieron propuestas alternativas fuera
de la escuela: la “educación popular” a partir de los sesentas (Freire), la desescolarización (Iván Ilich) y la estrategia pedagógica liberadora (Gasché), cuyo fundamento central es salir de la
escuela y la tarea propuesta es liberar al ser humano. Liberarlo de la
ignorancia, del dogma, para que después se libere de la opresión: llegando,
inclusive a denunciar prácticas dogmáticas, ejercidas desde la escuela (Foucault).
En
el marco de la educación formal, paulatinamente, en México se ha
comenzado a flexibilizar el modelo educativo a partir del establecimiento de
una serie de reformas que data desde la década de 1980 (Ángel
Diaz Barriga). Ciertas voces señalan (Una
reforma Pirata, Video Riems, Ángel Díaz Barriga), sin embargo, que son
mera presencia discursiva y revisionismo; el error fundamental
pasa por considerar al ser humano como un sujeto cognoscente universal (El maestro ignorante), es decir, la uniformización de
la educación es un asalto a la identidad cultural. Lo abordaré más adelante
con mayor detalle.
De
vuelta a la flexibilidad curricular. En el caso de la Educación Media Superior
uno de los méritos plausibles es la incursión de la interculturalidad (DGB, 2013) como eje transversal por medio del
Bachillerato General de la propuesta que se hace a partir del establecimiento
del Sistema Nacional de Bachillerato. A pesar de que la propuesta está bien
fundamentada, todavía estamos lejos de que se concretice oportunamente. Uno de
los factores que imposibilita el paso del escritorio al campo es
solo hablar de interculturalidad, no hacer interculturalidad (Gasché). Otro
elemento plausible del SNB es la concreción a la que aspira, lo cual coloca el
problema en la dimensión financiera y de infraestructura.
Es urgente asumir un enfoque intercultural.
Éste ha quedado rezagado, inclusive actualmente resulta novedoso en el ámbito
educativo. Sin embargo, los estudios al respecto se encuentran de manera más enfática
a principios del siglo pasado en el marco del desarrollo académico en América
Latina y El Caribe (Dussel, El pensamiento filosófico y
latinoaméricano del caribe). Luego, aproximaciones a la cultura como la
de Néstor Canclini y Iuri Lotman muestran cómo la cultura está permanentemente
desarrollándose: los paradigmas están en constante trasformación.
La
dimensión cultural solía ser la gran ausente en las propuestas educativas, en
principio porque cada país fundamentaba que modelo educativo era el propicio
para su nación, posteriormente en la medida que fue imponiéndose la
globalización los estándares pedagógicos comenzaron a “universalizarse”, ésta
fue reafirmada por instituciones tales como la UNESCO, BM, FMI a partir de las
que el diseño curricular era definido, paulatinamente la reflexión sobre la
importancia de la cultura (Filosofía culturalista),
el conocimiento significativo (Piaget) y situado
(Vigotsky) comenzaron hacer eco en el diseño
curricular.
Sigue
siendo vigente la deuda con las culturas originarias, en tanto que a penas
están siendo consideradas para participar de las políticas educativas. La
literatura respecto a la interculturalidad es cada vez mayor, pero precisa aún
trascender los modelos escoláticos, esos que se preocupan y ocupan más por la
repetición, la mecanización y la memorización (vigotsky).
A pesar de que los modelos educativos consideran en la elaboración curricular
las propuestas de PIAGET, VIGOTSKY y (al conocimiento complejo) no se ha podido
superar, al menos en la educación formal, a la escuela tradicional (Diego
Leal).
Por
otro lado, es fundamental cuestionar desde la educación intercultural: ¿para
qué se educa?, ¿a favor de quién? y ¿en contra de quién? (Freire), Durante
mucho tiempo se pensó a la educación como neutra, sin embargo trabajos como los
de Anibal Ponce (Educación y lucha de clases) y Freire ponen de manifiesto la
dimensión política de la educación. Es de suma importancia señalar esta
dimensión de la educación, solo así se logrará realizar una auténtica educación
intercultural. De lo contrario terminaría imponiéndose la educación charlatana
(Gasché) o bancaria (Freire).
Durante
décadas la educación formal se ha reusado ha considerar las propuestas
alternativas. Debe incluir más allá de la transversalidad y la
extracurricularidad al enfoque intercultural, es decir, en el currículo con
estrategias como las propuestas por Gasché.
La
pregunta que presentamos se enmarca en la literatura universal, de modo más
concreto en acto de leer (Freire). Los retos de la interculturalidad son vastos
y, ocasionalmente, parecen utópicos: “No la utopía fantasiosa o inverosímil,
sino la que nos hace caminar, como nos recuerda Eduardo Galeano” (Fornet-Betancourt)
Encontramos en el trabajo con la literatura el primer paso de conocimiento y
reconocimiento del ser humano.
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